martes, 6 de septiembre de 2011

Decisiones propias e impropias

Probablemente lo que escriba líneas abajo les resultará muy familiar, pues, ¿Quién de ustedes no ha estado en desacuerdo con sus padres alguna vez, referente a decisiones que tomaron en su vida o en las triviales situaciones del día a día?. A lo que quiero llegar con este prólogo es a las veces en las cuales nuestros padres no comparten nuestros ideales. Debo aclarar que éste no es mi caso; mis padres siempre comparten mis preferencias, pero conozco muchos casos de personas próximas a mí, que luchan por convencer a sus padres para que acepten el camino que han elegido para su vida. Ésto se aplica en la danza, por ejemplo; cuando nos dicen: "El baile no es una carrera profesional" o... "No hay futuro en este País para la danza". Probablemente todos estos enunciados vengan de las personas que más nos aprecian y efectivamente quieren evitar que nos sintamos decepcionados de la carrera que hemos elegido. A pesar de ello, yo creo que no existe algo mejor que dedicarse a lo que realmente nos apasiona, ya que debemos tener en cuenta, que esa actividad será la que nos acompañe en el transcurso de nuestra vida.

1 comentario:

  1. Acabas de tocar un punto elemental dentro de aquello que se llama felicidad: "...dedicarse a lo que realmente nos apasiona...". No importa cuándo, ni cómo, pero si la persona es constante en aquello que cree, y sobre todo es bueno, jamás quedará relegado. Sigue escribiendo :D

    Saludos.

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